domingo, 10 de noviembre de 2019

El café frío



El mesero acababa de servir el pedido en la mesa: un cafe latte con canela y un americano.

-Disculpame, se me hizo retarde. 

-Muy tarde para quién, Lisbeth?-la interrumpió - ¿Para realmente qué se te hizo tarde? 

-¿Para vivir? ¿Qué pregunta es esa?

-Tan poco te importa verme? ¿Será que soy tan poco prioritaria para ti ? ¿No puedes tener un poco de respeto por mi tiempo?

-Tienes toda la razón, Mel. Hubiera cancelado esto hace 7 horas si hubiera sabído que no valdría la pena meterme en problemas para venir por un puto cafe absurdamente caro solo para verte. Nada que no podamos solicionar; si me disculpas, no dispondre más de tu tiempo.

Lis la besó en la mejilla y se fue, nadie la detuvo. Melancolía se quedó sola en la mesa, sacó de su bolso algo para leer y probó el café servido. 
Estaba frío, como su relación.


Nada como un poco de canela para digerir la realidad 



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