viernes, 29 de noviembre de 2019

Hoy he despertado sin saber si realmente existes, amor. Estas ahora?

Aún estaban acostados cuándo Septiembre pensó en voz alta.
-¿Crees que pase algún día? 
-¿Qué cosa? 
-Amar de nuevo.
-¿Recuerdas cuando eras más chica? 

Septiembre lo miró curiosa, había llegado a pensar que para Francisco simplemente nada era personal. Eso la ayudaba cuando llovía y extrañaba a quien había dejado atrás; sus reflexiones completamente objetivas, casi abstraídas de la relación que estaban construyendo, casi casi la hacían dudar de cuánto realmente le importaba pero le agradecía a la vida haber encontrado a alguien con quien no tuviera que cuidar sus palabras.  

Francisco la miró con ternura, como si le diera permiso para recordar y Septiembre cerró los ojos para rebuscar en su memoria las memorias que había decidido no borrar de esos años. Como si supiera lo que venía, Francisco tomo su mano y dijo. 

-¿Recuerdas que no había miedo? 

Él tenía razón, esos recuerdos estaban cargados de luces y sombras, todo era más intenso y brillante antes.  Septiembre se pregunto si sería capaz de ser tan imprudente como en aquella vez, será que el amor viene cargado de imprudencia extrema y poca responsabilidad por tus sentimientos?  

-Pero, ¿Por qué estas pensando en eso? ¡Qué haces! - Reprendió cariñoso, con cosquillas de por medio Septiembre se sintió de vuelta a la cama, Francisco la había descubierto de nuevo, algo tenía ese hombre de adivino o ella de expresiva. 

-Septiembre, tu cabeza va demasiado rápido, te parece si solo nos queremos como si fuéramos niños?
 No sostengas el aliento, no te guardes nada entre manos.  

En realidad a Septiembre ya no alcanzaban las manos para todo lo que tenía guardado, por primera vez se percató de todo lo que tenía en la mochila, la maleta y en el bolsillo de la chaqueta. ¿Qué pasaba si no le gustaba a Francisco? 

-¿Confías en mi? 
Septiembre y Francisco tenían ya 6 meses viajando juntos. 



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