-¿Crees que pase algún día?
-¿Qué cosa?
-Amar de nuevo.
-¿Recuerdas cuando eras más chica?
Septiembre lo miró curiosa, había llegado a pensar que para Francisco simplemente nada era personal. Eso la ayudaba cuando llovía y extrañaba a quien había dejado atrás; sus reflexiones completamente objetivas, casi abstraídas de la relación que estaban construyendo, casi casi la hacían dudar de cuánto realmente le importaba pero le agradecía a la vida haber encontrado a alguien con quien no tuviera que cuidar sus palabras.
Francisco la miró con ternura, como si le diera permiso para recordar y Septiembre cerró los ojos para rebuscar en su memoria las memorias que había decidido no borrar de esos años. Como si supiera lo que venía, Francisco tomo su mano y dijo.
-¿Recuerdas que no había miedo?
Él tenía razón, esos recuerdos estaban cargados de luces y sombras, todo era más intenso y brillante antes. Septiembre se pregunto si sería capaz de ser tan imprudente como en aquella vez, será que el amor viene cargado de imprudencia extrema y poca responsabilidad por tus sentimientos?
-Pero, ¿Por qué estas pensando en eso? ¡Qué haces! - Reprendió cariñoso, con cosquillas de por medio Septiembre se sintió de vuelta a la cama, Francisco la había descubierto de nuevo, algo tenía ese hombre de adivino o ella de expresiva.
-Septiembre, tu cabeza va demasiado rápido, te parece si solo nos queremos como si fuéramos niños?
No sostengas el aliento, no te guardes nada entre manos.
En realidad a Septiembre ya no alcanzaban las manos para todo lo que tenía guardado, por primera vez se percató de todo lo que tenía en la mochila, la maleta y en el bolsillo de la chaqueta. ¿Qué pasaba si no le gustaba a Francisco?
-¿Confías en mi?
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Septiembre y Francisco tenían ya 6 meses viajando juntos. |
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