domingo, 26 de enero de 2020

Costo de oportunidad

- Señorita, ¿Esta esperando a alguien más? ¿ Desea que le ofrezca algo de beber?
- Si por favor, mi acompañante esta en camino. ¿Quizás me pueda servir una copa de vino, por favor?
- Por supuesto Señorita, a la orden.
- Disculpe, señor, podría traerme lápiz y papel?
- A la orden, señorita.

Escribir era todo lo que Melancolía necesitaba para no sentirse sola. Le parecía curioso que detestara escribir correos en el trabajo y que al mismo tiempo disfrutara de escribir cada vez que tenía un momento a solas. Descubrió que con la escritura nunca se sentiría sola de nuevo, su imaginación siempre le sería compañía. 

Estaba por comenzar el segundo párrafo de su relato cuando se preguntó cuánto más le tomaría dejar a Lisbeth. Sus sentimientos hacia ella habían recorrido un carrusel de emociones que fueron del deseo al hartazgo pasando por el agradecimiento, cariño y decepción. En realidad quería que funcionara , no por Lisbeth, si no porque no estaba segura de poder superar otro fracaso en el amor.

Sentada en medio del restaurante, con lápiz y papel en mano, proyectó en su mente sus próximos minutos: Definitivamente Liss no la dejará plantada, Lisbeth siempre llegaba tarde con una excelente explicación que justificara su falta de respeto, seguramente una tragedia griega con lujo de detalles asociado a sus múltiples compromisos laborales. 

Cerro los ojos antes de alterarse de antemano y decidió que, si de terminar esa relación se trataba, esa no sería la noche. Después de una semana terrible realmente necesitaba de buen sexo y Lisbeth era excelente en la cama, en el sofá y sobre el piso de la cocina. Así que respiró profundo, puso en sus labios una sonrisa y se dispuso a disfrutar de la cena más costosa de la semana. Finalmente era un pésimo momento para volver a estar sola, ella le encontraría el sentido a esa relación si fuera necesario. 


Lisbeth llegó minutos más tarde, junto con la copa de vino.



sábado, 25 de enero de 2020

Mentiras entrenadas

Sigo trabajando en ello, 
En asimilar que no me gustas, 
Que lo nuestro no es importante. 

A ver si me olvido de ti ,  
A ver si se me pasa este gusto sin importancia. 

¿Por qué los sentimientos son tan inoportunos?

última llamada

viernes, 24 de enero de 2020

Falacias

Es mentira cuando te dije que prefería esperar, 
No iba en serio cuando te dije que teníamos la vida entera para los dos, 
los días en este país se me escapan sin verte. 
Justo ahora que todo va en serio, 
tengo que dejarte, olvidarme que existes
pero ya es muy tarde, me gustas demasiado. 

Ay, no.

Límites fronterizos

domingo, 19 de enero de 2020

Incentivos cáducos


-No te he dicho...Pero te ganaste una estrella.
Estrellita para ti!

El corazón de Septiembre se encogió al escuchar esa frase, pero prefirió dejar en el pasado las mil y una veces en las que ella jugó con eso.
En cambio, sonrió al caer en la cuenta que en esa relación no se sentía como en una competencia, no necesitaba sentirse revalidada o premiada porque nunca le fue tan fácil -y rápido- querer a alguien como quería a Francisco. 

-Tu eres mi estrella, Fran. Eres todo el premio que necesito.

Francisco la tomó fuerte de la mano, Septiembre no sabía que su respuesta había hecho de ese, el mejor paseo en mucho tiempo para él.

incentivos cáducos de nuevos comienzos

jueves, 16 de enero de 2020

Ya viene siendo hora

Quién lo diría,
llegaste justo cuando estaba por partir y jamás pensé que haríamos este viaje juntos.

No buscaba nada en aquella estación, aprendí a la mala que nadie era permanente y que finalmente todos estamos de paso.
Todo estuvo bajo control,
hasta que me besaste, Francisco.

Y cuando lo hiciste, mi mente volvió sobre mis pasos y pude entenderlo:
Cada tropiezo, salto, trote y baile me llevó a este momento. A tenerte de frente, a poder aceptar que me gustas y a estar lista para quererte.

¿Realmente te conozco desde tan poco?
Qué más da.
Vamos a intentarlo, Fran.
Ambos lo merecemos.

sábado, 4 de enero de 2020

¿Cuándo viajas, Amanda?



Joder! Tu juego de expectativas me trae loco. 

Primero, renuncias y lo dejas todo; 
días después, te quedas.

Y pensando que viniste, yo salgo corriendo con la esperanza de encontrarte, tomo el metro a Sant Gervasi rumbo al piso que sé que rentaste, con la ilusión de tenerte de nuevo. Minutos en los que mi corazón latió más rápido por ti sin saber que me encontraba en uno más de tus juegos.

Estos vaivenes me matan, cariño, es que acaso no entiendes que podría tener a cualquiera conmigo, pero ninguna sería como tú?

Quién si no eres tú, que vives y me provocas vivir con la misma pasión con la que follas en mi cama. La vida es espectacular contigo, cariño. 

Define pronto. 

Más compleja que Gaudí